En condiciones normales la sangre procedente de los órganos abdominales (estómago, intestino, bazo, y páncreas) se dirige hacia el hígado por la vena porta para su desintoxicación y dirigirse a continuación a la circulación sistémica por la Vena Cava. Un Shunt Portosistémico es una comunicación anormal de la sangre procedente de la Vena Porta con la Vena Cava SIN pasar por el hígado. El shunt se puede producir fuera del hígado ( Shunt extrahepático) o en el interior del hígado ( Shunt intrahepático).
Las razas Schnauzer miniatura, Yorkshire terrier, Maltés, Golden Retriever y Labrador Retriever tienen una predisposición genética y son las razas en las que observamos esta patología con mayor frecuencia, pero puede aparecer en cualquier animal. Los gatos también pueden verse afectados.
Los pacientes con patología de shunt muestran retraso en el crecimiento , signos neurológicos ( ataxia, incoordinación , convulsiones…), signos digestivos ( vómitos, diarrea, pérdida de apetito..) o signos urinarios ( hematuria, dificultad para orinar, formación de cálculos urinarios…).
El diagnóstico se realiza mediante la toma de una muestra de sangre que permite valorar la funcionalidad del hígado y la observación directa del shunt mediante el estudio ecográfico. Una vez diagnosticado es muy importante realizar una tomografía con contraste para determinar la localización exacta y poder identificarlo en la cirugía.
El tratamiento de elección es quirúrgico, pero previamente es necesario estabilizar al paciente mediante un tratamiento médico que reduzca la formación de toxinas procedentes del intestino y minimizar los signos clínicos, principalmente las convulsiones.
La cirugía consiste en la colocación de un dispositivo que va cerrando progresivamente el shunt y al mismo tiempo permite que el hígado se vaya adaptando a la mayor cantidad de sangre que le llegará de la Vena Porta. Los dispositivos más empleados son los constrictores ameroides y las bandas de celofán. Ambos dispositivos provocan una reacción inflamatoria alrededor del shunt consiguiendo el cierre en unas 6-8 semanas
Después de la cirugía el paciente se mantiene hospitalizado con tratamiento intravenoso hasta su recuperación completa. Las complicaciones más importantes que pueden aparecer después de la cirugía incluyen hipoglucemia, recuperación anestésica prolongada, coagulopatías y la más grave, hipertensión portal.
Una vez en casa, se mantiene con tratamiento médico y se realizan revisiones periódicas para valorar la evolución del cierre del shunt.
El pronóstico es muy bueno aunque en ciertos pacientes es necesario mantenerlos con tratamiento médico anticonvulsivante durante toda su vida.